El idioma de la gente

Columnistas 21 de octubre de 2021 Por Escritores invitados
Muchas iglesias han aprovechado para remodelar y modernizar sus plataformas, otras a reforzar la calidad de sus equipos de transmisión y quizás todos nos encontremos organizando la grilla de eventos de aquí en adelante. Pero... ¡alto! ¿Es eso lo que realmente el Señor quiere para su iglesia en este presente? ¿La cuarentena fue una pausa en la vida eclesiástica? ¿O la aprovechamos para seguir en contacto con la gente y aun llegar a otros sirviéndoles en su necesidad? ¿Nos dedicamos a fortalecer nuestra intimidad con Dios? ¿Y la relación con el prójimo?
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Por Juan Esteban Pérez (*)

Cuanto tiempo nos hemos jactado de tener el idioma del cielo (aun cambiando nuestros modismos a piacere) y de hablar con Dios. Pero no hemos tenido tiempo de oír ni hablar con la gente.
Pablo, a la iglesia de Corinto les advirtió que, si hablaba el idioma de los ángeles, pero no tenía amor, terminaba siendo sólo ruido como una campana desafinada. Luego, enumeró las bondades del amor para que entendamos que consiste en dejar de centrarnos en nosotros mismos para comenzar a ver a los demás y darnos por ellos.
Como iglesia y como cristianos debemos, en el presente, dejar de mirar nuestro ombligo y responder a las palabras de Jesús de amar a nuestro prójimo como Él lo ama. Porque mientras nosotros, con nuestras formas, seguimos indicando que los traigan a la iglesia el próximo domingo, Jesús nos deja a los 99 celebrando nuestro avivamiento, para ir a buscar al prójimo que está perdido.
Es el mismo Maestro que le enseñó a aquella primera y joven iglesia en qué forma deberían y deberíamos nosotros hablar. Estaban todos reunidos, orando, sí. Y el Espíritu vino sobre ellos y los hizo hablar en distintas lenguas y la gente (los prójimos de aquel tiempo), se asombraban porque los oían hablar en su idioma.
Necesitamos ser llenos del Espíritu Santo una vez más. No para hablar como ángeles que cuidan su santidad, sino para poder hablar el idioma de la gente y ellos nos puedan entender.
El desafío de la iglesia post pandemia es dejar en segundo plano sus celebraciones y tradiciones y salir con el amor de Jesús a buscar a sus prójimos. Aceptando, una vez más, la guía del Espíritu. Hablando el Evangelio, pero en el idioma de la gente.


(*) Juan Esteban Pérez es pastor de Iglesia Épica, en Ezeiza, provincia de Buenos Aires.

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