Definiciones

Por Marcelo Díaz (*)
Las ambiciones políticas de muchos cristianos han tapado con excusas ideológicas, posiciones firmes y bíblicas respecto de muchos de nuestros pilares de la fe y la doctrina. Varios hemos sido tentados o presionados a "bajar el volumen" de nuestras declaraciones provida u opiniones políticas en defensa de valores cristianos, para no ofender a los hermanos que piensan de otra manera. En nombre de la convivencia, debo actuar como si no viera o no escuchara nada. Todo por el amor al hermano.
En el campo de la política, me dicen que no diga nada cuando veo liderazgo apoyando apasionadamente al gobierno más inmoral de la historia argentina. Por su amor a Perón, abrazan la corrupción gubernamental, apañan los intentos de destruir la justicia, apoyan un gremialismo morboso, defienden la casi destrucción de la cultura del trabajo, y cierran los ojos a la persecución religiosa. ¡Todavía hay liderazgo que no cree que la ESI es basura! He leído comentarios en las redes sociales tales como "fuerza Don Julio", animando a De Vido. "Todos con Cristina", para defender lo indefendible. El nivel de fanatismo es increíble. ¿Creen tanto en Dios como en Cristina?
El progresismo K defiende y pone en práctica políticas públicas que atentan contra los derechos humanos, la propiedad privada y la libertad. ¿No es evidente?
He dicho mil veces que el problema no es la posición ideológica. Podés identificarte con lo que quieras. Pero hay un límite. Y ese límite lo definen las Escrituras. Cuando dice la Biblia que lo malo es malo, es aplicable a todos, sin excepción. Sean los K, sea Macri, Patricia, Del Caño, Carrió o Milei.
No me pidan orar 24 horas por el país si no se animan a levantar la voz profética. Por favor, dejemos de admirar a Martin Luther King si no estamos dispuestos a que nos den unos palos en la cabeza. O a Mandela, o a Martin Lutero. Dejemos de decir que el apóstol Pablo es ejemplo de valentía si no estamos dispuestos a pegar unos cuantos gritos en defensa de la fe, la vida, la libertad y la democracia.
Hay un llamado a la lucha intensa, desde tu lugar y con las herramientas que Dios te ha dado. Siempre con la verdad y el respeto, pero sin permitir que nos sigan tomando de "estúpidos buena gente evangélica que no dice nada porque son re buenos y educados". Percibo tan fuerte el clamor de miles de jóvenes cristianos que buscan líderes que se jueguen diciendo y haciendo lo que hay que hacer. La mediocridad conformista cool ya no paga más....
Despertemos. El progresismo nos mira como enemigos. Desde el pensamiento crítico hasta la movilización, desde el púlpito y también los medios, todo puede ser usado sabia y estratégicamente para detener el infierno que este gobierno y sus aliados camuflados de piedad pretenden sobre nuestra Patria.
¿Somos reformadores o no? ¿Para qué ponemos monumentos de la Biblia en las plazas?
¿Para qué vivimos si no es para que el Reino de Dios y su justicia llenen la Argentina?
(*) Marcelo Díaz es pastor y politólogo