Technoblade: cómo influir con empatía y juego a millones

El pasado 30 de junio falleció uno de los más reconocidos YouTubers y jugador de Minecraft, un popular videojuego, debido a un cáncer avanzado.

Columnistas 08/07/2022 Diario PC Diario PC
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Por Maximiliano Domínguez Odriozola (*)

Muchos no tienen idea de quién estoy hablando. Yo tampoco lo conocía. Pero sí conozco muchos colegas y el juego Minecraft.

Technoblade era un YouTuber con 12,5 millones de suscriptores a su canal y cada uno de sus videos era visto por entre 10 y 20 millones de personas. La mayoría de esas personas son tus hijos y los míos. Son tus alumnos, tus vecinos, tus sobrinos.

Los YouTubers tienen una influencia en sus seguidores que no imaginamos, que solo soñamos tener si nos dedicamos a influir o a enseñar. De hecho, si no sos YouTuber o Streamer de Twich estás quedando fuera de la visión y el universo de millones de jugadores en toda la faz del planeta. 

Y esto sin tener en cuenta que los videojuegos y los vídeos sobre ellos, son el medio de entretenimiento preferido de millones de niños y adolescentes. Los chicos son persistentes, y aún si tienen solo un celular o una computadora vieja, se las ingenian para jugar a sus juegos favoritos y si no, pueden miran a estos YouTubers jugándolos. Pasan, muchas veces, más tiempo mirando que jugando.

Son millones que no ven TV como veníamos haciendo los de más de 40, ni escuchan radio, ni leen como lo hacíamos hace décadas. Y aunque muchos pensamos que podemos enseñar o incluso hablar de Jesús a niños y adolescentes que van a las iglesias, el alcance es mínimo si no estamos en esas plataformas.

Si seguimos utilizando solo los medios tradicionales, les estamos hablando a los adultos, pensando que les hablamos a niños, adolescentes y jóvenes. Hay una codificación, una forma de recibir un mensaje, que ellos entienden y que no se logra con viejas herramientas.

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Hace muchos años, pude darme cuenta que muchas veces criticamos y nos asombramos por influencias negativas en los niños en la televisión, o internet y las redes sociales, pero nos quedamos ahí. No hacemos casi nada.

La primera vez que escribí sobre esto corría el año 1998/9 y si bien se ha hecho mucho desde entonces, sigue siendo muy poco. Seguimos utilizando estrategias y canales de comunicación equivocados. Y los que autorizan o financian el hacer cosas nuevas, no conocen o no confían en estos medios de comunicación y entretenimiento, lo que hace que el cambio se demore o que no llegue a suceder.

Hoy en día la industria de los videojuegos mueve millones y millones de dólares y es más grande que el negocio del cine y el deporte juntos.

Imaginate que quieren venderte o explicarte algo, pero lo hacen en otro idioma. ¿Qué lograrían?
•    Nada, porque no entendés lo que dicen.
•    Poco, porque algo en ese idioma comprendés.
•    Algo más, porque decidiste estudiar ese idioma y ahora entendés mucho más, aunque no es tu forma preferida de informarte.
Bueno, pretender que niños y adolescentes entiendan el mensaje de la forma en la que lo presentamos es como si les habláramos en otro idioma.  Sólo les hablamos a los que aceptan cambiarse de canal o aprender ese nuevo idioma cuando deberíamos hablarles en el lugar donde están y en el idioma que entiendan naturalmente.

Muchas personas saben esto o lo intuyen, pero seguimos demorando el paso que sabemos que tenemos que dar, porque si lo hacemos de la manera habitual, tendremos que dar menos explicaciones si no sale tan bien y no quedamos mal.

Claro que estar donde estamos siempre, en la zona de confort, es mejor y más seguro. Pero si realmente queremos llegar a donde debemos, si tenemos un interés real por las personas que tienen que recibir un mensaje claro y vital debemos cambiar institucionalmente. Sí, es vital decirles a niños, adolescentes y jóvenes que Jesús les ama, que no les hace bullying, no les rechaza, por más Otaku o niño rata que seas… Debemos cambiar ya.

Tenemos que dar ese paso. Tenemos que cambiar. Tenemos que dejar de discriminar. Vivimos en un mundo real, tangible, pero las vidas de muchos niños, adolescentes y jóvenes, pasan por otro lado. Y la tendencia es, cada vez, más pronunciada.

Tal vez sientas miedo a lo desconocido, a lo mejor no estás capacitado, pero esas excusas no nos liberan de la obligación de llevar el mensaje. Rompé el molde en el que te sentís cómodo. Tenés una iglesia, hacés varias reuniones. Hay también algunas reuniones de jóvenes y listo, cumpliste. ¡No!

¿Sentís amor por la juventud y niñez? Acercate a donde ellos están hablando su propio idioma. Atrevete a romper los estereotipos con los que crecimos los de nuestra generación, sin que eso signifique renunciar a los valores que nos enseñaron nuestros padres. 

Salgamos de los convencionalismos que solo conforman nuestra comodidad y sedentarismo, que hace que no vayamos en busca de nuevas estrategias para llegar a esta generación.

La buena noticia es que no importa si no lo hicimos aún, podemos empezar y cambiar la realidad que hoy nos envuelve. Recordá que si tenés un llamado claro, las excusas no sirven. Debemos cumplirlo.

(*) Maximiliano Domínguez Odriozola es profesor primario y secundario de Informática y NTICX.

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