El aborto ya no es un derecho en los Estados Unidos

La Corte Suprema eliminó las protecciones constitucionales para el aborto que habían estado vigentes durante casi 50 años en una decisión de 6 votos contra 3 de anular el fallo Roe vs. Wade. Se espera que el resultado conduzca a la prohibición del aborto en aproximadamente la mitad de los estados.

La decisión, impensable hace solo unos años, fue la culminación de décadas de esfuerzos por parte del sector provida, que fue posible gracias a un lado envalentonado de la corte que ha sido fortalecido por tres personas designadas por el ex presidente Donald Trump.

El fallo se produjo más de un mes después de la sorprendente filtración de un borrador de opinión del juez Samuel Alito, que indicaba que el tribunal estaba preparado para dar este paso trascendental.

Esta decisión traerá consigo, por consiguiente, un debate en la sociedad norteamericana, particularmente cuando los sectores progresistas inicien toda serie de acciones de repudio a la decisión de los jueces.

“Sostenemos que Roe y Casey deben ser anulados. La Constitución no hace referencia al aborto, y tal derecho no está protegido implícitamente por ninguna disposición constitucional”, escribió Alito.

“La autoridad para regular el aborto recae en los poderes políticos, no en los tribunales”, argumentó Alito. Junto a él estaban los jueces Clarence Thomas, Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barrett. Los últimos tres jueces fueron designados por Trump. Thomas votó por primera vez para anular a Roe hace 30 años.

El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, no habría llegado a poner fin al derecho al aborto, señalando que habría defendido la ley de Mississippi en el centro del caso, una prohibición del aborto después de 15 semanas, y no habría dicho nada más.

Los jueces Stephen Breyer, Sonia Sotomayor y Elena Kagan, el ala liberal disminuida de la corte, discreparon. “Con tristeza, por esta Corte, pero más, por los muchos millones de mujeres estadounidenses que hoy han perdido una protección constitucional fundamental, disentimos”, escribieron.

La administración de Biden y otros defensores del derecho al aborto han advertido que una decisión que revoque a Roe también amenazaría otras decisiones de la corte superior a favor de los derechos de los homosexuales e incluso potencialmente, la anticoncepción.

Los jueces liberales expresaron el mismo punto en su disidencia conjunta: la mayoría “elimina un derecho constitucional de 50 años que salvaguarda la libertad y la igualdad de condiciones de las mujeres. Viola un principio básico del estado de derecho, diseñado para promover la constancia en la ley. Al hacer todo eso, pone en peligro otros derechos, desde la anticoncepción hasta la intimidad entre personas del mismo sexo y el matrimonio. Y finalmente, socava la legitimidad de la Corte”.

Pero Alito sostuvo que su análisis aborda únicamente el aborto. “Nada en esta opinión debe entenderse como poner en duda los precedentes que no se refieren al aborto”, escribió.

Del fallo “Roe” al fallo “F.A.L.”

Justamente este es el título del capítulo del libro “El nuevo Genocidio”, del que soy coescritora, en el cual reflexionaba acerca de la terminación artificial del embarazo, sus orígenes históricos y las implicancias del fallo, hoy declarado nulo por la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos.

El Caso Roe vs. Wade, de 1973 en Estados Unidos de América parecía un guion de Hollywood, pero eso no impidió que sea el que logró que se habilite el aborto legal en los Estados Unidos. La historia de Norma (Roe) es que quedó embarazada por tercera vez en cuatro años y alegó que ese embarazo era fruto de una violación. La cuestión es que Norma fue madre de una niña otra vez mientras se desarrollaba el caso y la Corte Suprema de Estados Unidos falló en 1973 y dictaminó en “Roe vs. Wade” que las leyes que prohibían el aborto en todo el territorio de ese país eran inconstitucionales. 

Baste entender que la niña nació y el fallo nunca pudo dictarse porque ya no había qué resolver para darnos cuenta que durante cuatro décadas se autorizaron abortos bajo este fallo que era nulo de nacimiento. Como vemos, la causa comenzó con una mentira y con una historia clarísima. Norma nunca quiso ser madre, entregó a sus dos primeras hijas y no contenta con ello, quiso abortar a la tercera.

Y sigo sosteniendo, como lo hice en el libro, que este fue el comienzo del camino de El Nuevo Genocidio. Un camino de mentiras y muerte que será difícil poder desandar en base a la magnitud de la matanza de inocentes que se produjo solo en los Estados Unidos a modo de ejemplo y que por este ejemplo, se desparramó por todo el planeta, generando la muerte de inocentes por millares. 

Por lo tanto sabemos que lo que hoy se ha dado un paso enorme en la defensa de la vida, de la familia y sobre todo se abre una enorme posibilidad de que veamos caer el progresismo que estimula todas las políticas en contra de la vida, los valores y la familia.

Dra. Elizabeth Márquez, abogada

Las guerras no van a terminar hasta que no termine la guerra contra el seno materno

Estamos siendo testigos de uno de los milagros más importantes en los últimos 50 años de las historia de la humanidad. La justicia del país más importante del planeta acaba de ratificar que matar un bebé en el seno materno deja de ser un derecho y que nadie se puede arrogar la potestad de decidir quién debe vivir o morir, como ocurrió durante el holocausto Armenio, el holocausto Judío o la esclavitud. 

Es increíble cómo una causa judicial armada, como fue Roe vs. Wade, se haya cobrado la vida de aproximadamente 60 millones de bebés (y muchas madres) en los Estados Unidos, desde la legalización del aborto en 1973. 

En un mundo plagado de injusticias, guerras, muerte, destrucción de la familia, demonización de los niños, adoctrinamiento degenerado, entre tantas otras aberraciones, resulta milagroso poder celebrar semejante y trascendental victoria del bien sobre el mal, de la ciencia sobre la ideología, del dato sobre el relato, de la libertad sobre el imperialismo, de la vida sobre la muerte, de Cristo sobre el demonio. 

Se ganó una gran batalla pero no la guerra. Las batallas se libran todos los días, la defensa de la vida y la familia es algo que se vive en todos los quehaceres de nuestros deberes ordinarios. Es un estilo de vida, es algo que se lleva en el alma, es un sentimiento. Es también una gran oportunidad para enmendar errores del pasado y trabajar mucho más fuertemente al servicio de las madres vulnerables, los jóvenes, las familias necesitadas, recuperando y fomentando los valores espirituales, familiares y patrios. Las guerras no van a terminar hasta que no termine la guerra contra el seno materno.

Esta es una victoria de todos, especialmente de las futuras generaciones. Hay mucho trabajo por delante, y el futuro es pro vida. Seremos la generación pos Roe vs. Wade. Me encantaría confundirme en un interminable abrazo con tanta pero tanta gente que viene participando activamente desde hace mucho tiempo en la defensa de la vida, cada uno desde su lugar, cada uno a su manera, cada uno dentro de sus posibilidades. Mi abrazo especial para todos y cada uno de los colegas profesionales de la salud que nunca se entregaron, que fueron estoicos en su juramento médico, que se arriesgaron a morir de pie antes que vivir de rodillas. Los abrazo con el alma. 

Dr. Fernando P. Secin, médico

El fin de la hipocresía abortista

Luego de décadas y de manera histórica, la Corte Suprema de Estados Unidos revirtió el fallo sobre el famoso caso Roe vs. Wade, a través del cual se avalaba la terminación de la vida humana dentro del útero. En dicho caso se planteaba un supuesto hecho de violación como causal de aborto, lo cual después se supo jamás sucedió de boca de la propia mujer que llamaron Roe. La misma manifestó cómo fue utilizada para promover y legalizar el aborto, siendo luego militante ProVida en contra de dicha práctica.

Que tantas personas salten ofuscadas tras este suceso no es casualidad ya que, por un lado, repercute directamente en la maquinaria del negocio multimillonario del aborto y, por otro lado, genera un gran un cimbronazo tras repetirse infinidad de veces en Argentina que debíamos copiar a Estados Unidos por tratarse de una nación desarrollada, algo que por estos momentos ya no parece muy buena idea a los militantes de la muerte intraútero. 

Como vemos, lo que hoy está permitido mañana puede estar prohibido y viceversa, razón por la cual la muerte del niño por nacer podrá ser legal en la actualidad en nuestro país, pero el día de mañana podrá declararse como un crimen; algo que quedó demostrado tras lo sucedido en el gigante país del norte. Por esto no debemos claudicar en sustentar nuestra república en normas morales irrefutables para evitar que los caprichos del progresismo prosperen en Argentina, lo que siempre termina por corromper la familia y hasta la propia vida humana. La verdad y el bien siempre prevalecerán.

Dr. Jorge Maciel, médico obstetra y tocoginecólogo

Conservadores de la vida

Una jugada maestra le puso fin a 50 años de un litigio que permitía a los Estados Unidos izar la bandera del aborto. Si bien existieron varios protagonistas políticos, cristianos, docentes, médicos, entre otros, hoy retumba en los 50 estados la sonrisa de Donald Trump. 

Sucede que mientras estuvo al mando de la Casa Blanca, el presidente republicano fue el estratega del plantel judicial que en las últimas horas anuló la histórica sentencia conocida como Roe contra Wade, que desde 1973 garantizaba el derecho al aborto en el país, y se cobró la vida de más de 63 millones de indefensos. 

La sensación en la gente. Euforia por quienes celebran este fallo, un tibio descontento de pro abortistas, pero en general la gente no le da mayor relevancia. No se vislumbra una grieta por el solo hecho de pensar distinto. En un país que está descubriendo la inflación, la conversación diaria de la familia americana pasa por otro lado. No más derecho al aborto. Lo promovieron republicanos, se anuló en gobierno demócrata, y lo celebran los millones por nacer.

Pablo Herrera, pastor, actualmente en los Estados Unidos, desde donde pudo apreciar el humor del ciudadano norteamericano tras la noticia del fallo.

¿Habrá un aprendizaje para los argentinos?

Para quienes tenemos la fuerte convicción de que la vida es un don maravilloso que comienza desde el preciso momento de la concepción, hoy es un día histórico: el día en que quedó sin efecto el fallo que marcó un antes y un después en relación al aborto. 

Mucha agua corrió bajo el puente. Pero si hay algo que hoy deseo reconocer, es la perseverancia y la persistencia de muchos estadounidenses que durante todo este tiempo no se dieron por vencidos, no bajaron los brazos, siguieron trabajando y acompañando a las mujeres en situaciones de embarazo vulnerable y no dejaron de crear conciencia de vida. 

Dicen por allí que quienes están dispuestos a ofrendar su vida por sus convicciones, están destinados al éxito.  

Hoy, lo comprobamos. De ello, deberemos aprender los argentinos.

Viviana Alvarez Velasco, docente, líder de la agrupación Docentes por la Vida

El primero de muchos días históricos

Hoy vivimos un momento bisagra en la historia de la lucha provida: el caso Roe vs. Wade, aquél que desde 1973 fue modelo desde Estados Unidos para todo el mundo en materia de legalización del aborto, cayó. Los miembros de la Corte Suprema derogaron el fallo que habilitó durante casi 50 años la creación de la maquinaria comercial y mercenaria para terminar con la vida de millones de niños por nacer.

¿Por qué este fallo de Estados Unidos es importante para el resto de los países? En la historia de la aprobación de leyes de aborto en todo el mundo, siempre se usó este caso como un ejemplo de la defensa del "derecho a decidir" de la mujer. 

Creo que este es el primero de muchos días históricos. A pesar de la presión del lobby de mercenarios como Planned Parenthood (la red de clínicas abortistas más grande del mundo), de corporaciones empresarias y mediáticas, hoy la vida volvió a ganar. 

Dina Rezinovsky, Diputada Nacional