Argentina derrotó 3 a 0 a Honduras en uno de sus últimos encuentros antes del Mundial

Anoche, el inapelable 3 a 0 (que podría haber sido 5 a 0 y estaba bien igual) frente a los centroamericanos, deja más puntos positivos que negativos para evaluar. El punto en contra de siempre es que en las últimas escaladas previas a los mundiales, Argentina siempre se enfrenta a rivales de bajo calibre futbolístico. Nunca una potencia europea como para evaluar su verdadero nivel de cara a la máxima competencia.
A su favor, por supuesto, estamos ante la indudable calidad de un puñado de jugadores –además de Lionel Messi- que hacen ilusionar. De Paul y su todoterreno, capaz de jugar y crear juego para otros, Lautaro Martínez y su olfato goleador, el "Dibu" Martínez –aunque ayer no haya jugado- y su seguridad bajo los palos, Lo Celso y su sensatez a la hora de manejar y distribuir cada pelota… sumado a una defensa sólida, que casi se puede decir de memoria –Molina, Romero o Pezzela, Martínez y Tagliafico-. Y Di María. Y el "Papu" Gómez. Y la Scaloneta. Es poco o mucho, dependiendo con el cristal con el que se lo mire. Lo cierto es que hacía rato que una Selección Argentina no enamoraba.
Volviendo al partido de anoche, con un Messi maniatado por Castellanos, quien tenía la orden de “no dejarlo jugar”, Argentina volvió a abrirse camino con un pase mágico del 10, que supo capitalizar el enorme enano Alejandro “Papu” Gómez para dejársela servida a Lautaro Martínez, que estaba donde tienen que estar los goleadores, y la desvió para convertir el 1 a 0. El resto, fue un trámite. Penal sobre el cierre del primer tiempo que Messi cambió por gol y una avivada del mismo Messi ante una buena presión, quite y pase de Almada, para redondear un 3 a 0 que, a simple vista, quedó corto.